jueves, 2 de abril de 2015

Black Sails: Justicia para los piratas



¡¡¡HAY SPOILERS!!!

Bueno, acabo de terminar de ver la segunda temporada de Black Sails.
Tengo que decir que hacía tiempo que esperaba algo así: una historia de piratas que les hiciera justicia después del mariconeo que habíamos visto en Disney.
La idea de la serie era, cuanto menos, interesante: mezclar piratas que existieron realmente con otros ficticios y a su vez, que todo sea una precuela de la mejor aventura de piratas jamás escrita: La Isla del Tesoro, de Robert Luis Stevenson. Así, podíamos encontrar piratas históricos como Charles Vane, Jack Rackham o Anne Bonny; y piratas de la literatura como Flint, John Silver o Billy Bones, todos ellos personajes de la novela de Stevenson. Por supuesto, tampoco faltan los piratas y demás personajes creados para la serie, como Gates, la jefa del comercio de Nassau Eleanor Guthrie o la prostituta francesa Max.


Tras una primera temporada de 8 capítulos en la que se dejan bien claros cuáles van a ser los pilares de la serie y la temática que va a tratar, comencé la segunda temporada, de 10 capítulos. El pequeño aumento de número de capítulos no es sino, una demostración de que los productores confían en la serie.
Tras decirle adiós a Gates y a Billy Bones al final de la primera temporada, comenzamos la segunda dándole la bienvenida a Ned Low, otro pirata histórico que se añade al elenco de personajes de la serie.
Es evidente que el nivel de la segunda temporada ha subido drásticamente con respecto a la primera. Los personajes están más definidos y poco a poco se van convirtiendo en lo que llegaron a ser, tanto en la Historia como en la literatura.


A mediados de la segunda temporada le dábamos la bienvenida de nuevo a Billy Bones, un personaje que todos sabíamos que no había muerto en la primera temporada, ya que es quien le da el mapa del tesoro al joven Jim Hawkins en La Isla del Tesoro.


Avanzando en la trama llegamos al último capítulo, que a mí me parece el mejor de la serie.
Flint está preso en Charles Town, pendiente de juicio público por piratería y conspiración para asesinar al gobernador de la ciudad y antes amigo suyo, Peter Ashe. Sin embargo es rescatado por Charles Vane, quien se había dirigido allí para recuperar el barco de Flint. Vane, al darse cuenta de que necesitan  a Flint vivo para poder seguir manteniendo la piratería por muchos años más, no dudó en arriesgar su vida y la de sus hombres para salvar a su enemigo. De esta manera, Flint se da cuenta de que los piratas nunca sobrevivirán si no dejan de pelear entre ellos y unirse para hacer frente a su enemigo común: los señores del Nuevo Mundo. O lo que es lo mismo, las coronas de Inglaterra y España. Este hecho se muestra perfectamente cuando Flint regresa al barco acompañado de Flint y ordena que liberen a todos los hombres de éste con estas palabras: ‘No quiero prisioneros piratas en mi barco, no después de lo de hoy’.


Por otro lado, tenemos la evolución de John Silver. Los que hemos leído La Isla del Tesoro, sabíamos que antes o después a este señor le iban a cortar la pierna. Pues la situación se ha dado por fin en este último capítulo. Tras negarse a darle nombres al contramaestre de Vane para salvar a unos miembros de su tripulación y condenar a otros, éste lo torturó golpeándole en la pierna con un martillo. El médico de a bordo poco pudo hacer para salvársela, y John Silver perdió la pierna rodeado de sus hermanos de abordaje y ganándose el respeto de éstos para ser nombrado contramaestre del Capitán Flint, de lo que alardeará más adelante al lado de un tonel de manzanas rodeado de sus viejos camaradas de abordaje. Sin embargo, es John Silver, no tiene escrúpulos para soltarle una mentira a la cara a Flint para salvar su pellejo. Personajazo.


Y nos queda mi pirata favorito, Jack Rackham, al que la serie poco a poco le va haciendo la justicia que se merece. Jack Rackham, apodado El Calicó debido a las ropas de esa tela que vestía, fue uno de los piratas más famosos de todos los tiempos, por la cantidad de tesoros que acumuló, pero también por llevar a las dos únicas mujeres condenadas por piratería: Anne Bonny y Mary Reed. Mary Reed en la serie aún no ha aparecido, pero todo parece indicar que la prostituta Max es quien va a sustituirla en este triángulo amoroso.


Jack se ha espabilado a lo largo de la segunda temporada: ha formado su tripulación , ha conseguido su barco y hasta tiene su conocida bandera negra. Al final de la segunda temporada, se hace con el otro que pretendían tanto Flint como Vane, y tiene que reclutar otro barco para poder traérselo todo de vuelta a Nassau. Esto recuerda completamente a las palabras que dijo antes de morir (en la historia real, en la serie aún no ha pasado): ‘¡Maldito sea aquel que encuentre mis innumerables tesoros, pues no habrá barco ninguno que pueda cargarlos todos!’


Otra cosa que quería comentar, es que una vez que llevas viendo la serie mucho tiempo, deja de llamarte tanto la atención ver a piratas reales hablando con piratas ficticios, pero que sin duda es de lo más interesante de esta serie de Starz producida por Michael Bay.