martes, 16 de septiembre de 2014

Tus niños perdidos nunca te olvidaremos

Quizá tendría que haber escrito esto hace tiempo, cuando me invadía la tristeza, pero habría quedado un texto muy moñas y tampoco quería eso. Es cierto que también nos hizo llorar, pero nos provocó muchas más lágrimas de risa que de llanto. Álex De la Iglesia escribió en su twitter el día que falleció que 'ya no quedan héroes en nuestro imaginario colectivo, pero sí individuos que nos hicieron felices'.
Estoy y no estoy de acuerdo con esta afirmación, pues para mí, una persona que nos hizo reír, llorar, pasar buenos ratos, divertirnos con él, entretenernos, ya se puede considerar un héroe.
Símbolo de mi niñez y de muchas otras generaciones, pues las verdaderas estrellas no consiguen hacerse un huequecito sólo en el corazón de los niños de una u otra década. A base de cincel tallan un monumento en el corazón de grandes y pequeños de muchas generaciones.
De gesto simpático y cercano, este cómico convertido en actor dramático en numerosas ocasiones, se ganó mi respeto y admiración desde que con seis añitos vi Jumanji por primera vez. A lo largo de mi infancia vi películas en las siempre salía este señor y que me encantaban: Hook, Mrs.Doubtfire, Flubber, Patch Adams....
Con el tiempo, me aprendí su nombre y cada vez que mi padre compraba el periódico los fines de semana y yo me iba a las últimas páginas a ver que películas ponían, siempre veía aquellas en las que su nombre aparecía escrito en el reparto. Así fue como descubrí El Club de los Poetas Muertos, El Indomable Will Hunting y El Hombre Bicentenario, posiblemente una de las mejores películas de ciencia-ficción de la historia.
Conforme fui creciendo e interesándome por el cine descubrí que este actor de mirada tierna también había hecho obras de arte como Buenos días, Vietnam, Insomnio, y Aladdín, en la que pone voz al Genio de la lámpara. Y que también había protagonizado la única versión del marinero tuerto en carne y hueso: Popeye.
Capaz de pasar de hombre travestido a profesor de literatura y de robot a asesino psicópata.
Vas cumpliendo años y valoras su trabajo. Las películas de tu infancia se convierten en una parte imprescindible de tu vídeoteca, y su nombre aparece escrito en la parte de arriba de varias carátulas. Y no es que sean sólo películas de tu infancia, es que además son buenas, muy buenas.
¿Quién no se ha reído con la Señora Doubtfire? ¿Quién no se ha emocionado al verlo por primera vez con las mallas de Peter Pan? ¿Quién no ha seguido las aventuras de Alan Parrish cuando empezaron a salir animales de aquel juego de mesa? Si no has llorado con 'Oh, capitán, mi capitán', abandona este blog, si el robot Andru no es culpable de algunas lágrimas que has vertido, estás hecho de piedra....
Se me vienen en este momento a la cabeza fotogramas de sus películas y no puedo evitar emocionarme....
Vaya, al final sí me ha quedado un poco moñas....
Quiero que sepas que estoy convencido de que no te has ido. Que estás esperando en alguna jungla a que alguien saque un 5 o un 8.
No viviste 200 años, pero nos diste todo lo que necesitábamos en 63.
Hasta siempre, Robin.
Que genio tan genial.









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